Descripción
No comprendo los accesos del dolor físico. No los entiendo. Ya es suficiente con esta forzosa inmovilidad; con el cansancio crónico que me impide la más mínima iniciativa; con la lucha cotidiana para soportar el desaliento, la depresión con las fuerzas que debo reunir para llegar a la aceptación…” con la imposibilidad de comunicar plenamente lo que estoy viviendo ; con la soledad que me separa de quien tanto amo.
Sería suficiente, pero no basta. A todo esto se añade la mordaza del dolor, ¿por qué?
Aceces me parece intuir el motivo. Son esos momentos en que el dolor me concede una pausa y que, en la improvisa sensación de alivio, las demás dificultades se desvanecen como la nieve expuesta al sol.
Tal vez el dolor sirve precisamente para darme cuenta de la gran riqueza que hay dentro de mí y que yo no veo
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